Buenos Aires es más conocida por sus edificios que por su naturaleza, pero quienes disfrutan del mundo natural saben que cerca de su costa existe uno de los refugios para las aves mejor logrados en el planeta: la reserva Ecológica Costanera Sur, y junto a ella crece una de las trampas para pájaros más grandes del mundo: los edificios de vidrio contra los que se chocan en masa. Fuimos a recorrerlos y encontramos aves muertas y chocadas en sus veredas.
El problema no es exclusivo de Puerto Madero, grupos de torres de cristal comienzan a surgir en Vicente Lopez, Montevideo, Santiago de Chile y en gran cantidad de ciudades. Y cada vez se construyen más casas cuyas ventanas son paneles de vidrio de gran tamaño.
No es un tema ambiental menor: millones de aves mueren o se lesionan cada año en colisiones con ventanas de vidrio en casas y edificios de oficinas de todo el mundo, especialmente en esta época donde las aves están en plena migración y las líneas de costa del continente suelen ser sus rutas naturales. Según la asociación Audubon (miembro de Birdlife International) cada temporada de migración, millones de aves migratorias mueren en las ciudades al estrellarse contra edificios.
Según American Bird Conservancy, solo en Estados Unidos, dode se ha trabajado en dilucidar este tema, la cantidad de aves que muere cada año cuando golpean ventanas de vidrio, asciende a mil millones de individuos!! Esta trampa moral se convierte en una amenaza de las más costosas para las poblaciones de aves.
De día el problema son tanto las reflexiones como la transparencia. Cuando un pájaro ve una ventana, piensa que está viendo lo que se refleja en ella: bosques, aire libre, un jardín cuando se trata de una casa, etc. De noche las luces distorsionan las rutas migratorias.
En Puerto Madero es típico ver a los halcones peregrinos cazando cerca de los edificios. Las aves pequeñas a menudo chocan contra las ventanas cuando intentan escapar de un depredador. Instintivamente vuelan lejos, y hacia el cielo, el reflejo en su ventana parece un escape.
Imagine correr alrededor de espacios desconocidos a altas velocidades, y de repente encontrar inesperadamente un gran panel de vidrio limpio…
Algunas ciudades del mundo ya han comenzado a evaluar y tomar medidas contra este problema, al darse cuenta de que era más grande de lo que imaginaron. En la ciudad de Chicago, crearon el Chicago Bird Collision Monitors, que con una fuerza de más de 80 voluntarios patrullan las calles de la ciudad durante las primeras horas de la mañana cada temporada de migración de primavera y otoño, reuniendo a las víctimas. Colectan los individuos muertos para el museo y llevan los heridos a un centro de rehabilitación de vida silvestre. En la mayoría de los casos, las víctimas son especies migratorias nocturnas, en otros son las aves locales en sus movimientos diarios.
Puerto Madero se ha convertido en una carrera de obstáculos que puede frustrar incluso a los mejores navegantes del mundo de las aves, lo que hace que las colisiones con edificios sean una causa de mortalidad, especialmente por econtrarse en plena ruta migratoria!
Muchos edificios se construyen con la promesa de la tendencia creciente hacia la construcción ambientalmente responsable tales como como jardines en la azotea y ventanas energéticamente eficientes, pero, en un giro cruel, podría verse socavada por este otro problema aun más grave. Los edificios pueden adoptar el discurso “verde”, ahorrar energía o evitar ciertos materiales tóxicos, pero si están matando pájaros, nunca será bueno para el ambiente. Curiosamente, la reserva ecológica estuvo como tal antes que todos esos edificios
Más allá de las migraciones, los choques de las aves contra los vidrios ocurren durante todo el año y pueden ocurrir en prácticamente cualquier tipo de edificio, pero el efecto es más pronunciado en las noches de mal tiempo, cuando la cubierta de nubes es baja y las aves se ven obligadas a volar a altitudes más bajas. De noche es aun peor: confundidos por los haces de luz artificial, algunos migrantes chocan contra las fachadas de los edificios.
Daniel Klem, un colega ornitólogo de Estados Unidos, estimó que 5 de cada 100 aves que nacen cada año en el mundo, mueren chocadas contra una ventana (1989, Field Ornithol., 61(1):120-128) Tras cantidad de estudios en todo tipo de edificios, llegó a la conclusión de que al menos una de cada dos aves estrelladas mueren en el acto y la otra queda herida. Las colisiones fueron igualmente letales para aves grandes como para pequeñas. Estimó para Estados Unidos que por año chocan 975 millones de individuos.
Las soluciones
Aunque en Buenos Aires no se ha hecho nada, existen cantidad de medidas posibles que reducen la cantidad de choques, cuando parte de la ventana es alterada, con objetos colocados en o cerca de ellas o con la remoción de atrayentes En algunos casos tan simplemente para obligarlas a reducir la velocidad y que en el choque no sea fatal.
La tendencia creciente hacia el diseño sostenible podría abrir la puerta a un paso más seguro. Ciudades en todo el mundo, en ciudades como San Francisco o Toronto han promulgado ordenanzas de construcción amigables con las aves , y materiales especiales (existe ya el “vidrio amigable”)
También en las casas, en cualquier lugar que uno viva, puede reducir las colisiones con siluetas de búhos y halcones, y todo aquello que permita a las aves detectar la ventana.
¡Unite como voluntario!
Si te interesa sumarte a las soluciones, escribinos a info@buenosdiasbirding.com
Si estas dispuesto a ser voluntario podrías sumarte al monitoreo de las áreas peligrosas para las aves simplemente yendo con un celular o cámara fotográfica a ver que esta pasando en esos edificios!
Artículo de Horacio Matarasso / Buenos Dias Birding
(Horacio es biólogo especializado en Ecología y Ornitología)
📷 Daniel Zelener
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